Crítica de ‘Jurassic Park’, una aventura que comenzó hace 65 millones de años

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La semana pasada anunciaba Colin Trevorrow que ha finalizado el rodaje de Jurasic World, la cuarta entrega de la saga que empezó con Jurassic Park en 1993. Ahora tocan las tareas de postproducción y esperar ansiosamente un treaser o tráiler en condiciones como John Hammond manda (que los fans esperábamos en la Comic-Con, EJEM). Porque si, Jurassic Park tiene fans, aunque sea un fandom desperdigado y oculto, como una vez me dijo mi colega Daniel Vidal de Dinosaur Renaissance. ¿Será JW el motivo que nos reuna y el pegamento que nos arrejunte como fandom? Yo espero que si. Y dado que la espera es larga, nos vamos a dedicar a reseñar las anteriores entregas de la saga. Y claro, hay que empezar por el principio.

El multimillonario John Hammond consigue hacer realidad su sueño de clonar dinosaurios y crear con ellos un parque temático en una isla remota en Costa Rica. Antes de abrirlo al público, invita a un grupo de científicos para que comprueben la viabilidad del proyecto y avalen el parque. Pero las medidas de seguridad del parque no serán suficientes para evitar la catástrofe cuando los saurios se liberan de sus recintos.

UNA AVENTURA QUE COMENZÓ HACE 65 MILLONES DE AÑOS

Hace 21 añazos que Spielberg estrenó Parque Jurásico (Jurassic Park, 1993).  La revolución que supuso técnicamente fue increíble: los dinosaurios generados por CGI eran completamente reales a ojos de los espectadores. Además, el estreno provocó una nueva oleada de fiebre por los dinosaurios.

Para un niño de 9 años que se ha cansado de ver películas con dinosaurios y monstruos cutres y monigoteros en casa (hasta el maravilloso despropósito «Misterio en la Isla de los Monstruos» con Terence Stamp y Peter Cushing y un cameo de Ana Obregón) y que sueña con dinosaurios de noche y de día, esta película fue como una bocanada de aire fresco tras años de respirar aire envejecido en un búnker. Emoción, aventura y, si, un poco de terror. Y los dinosaurios más realistas que habíamos visto jamás. Y es que, aunque dirigida por Steven Spielberg, y con protagonistas como Jeff Goldblum, Laura Dern, Sam Neill, Richard Attemborough o Samuel L. Jackson (si, Nick Furia en persona), las estrellas del film son los dinosaurios. Indiscutiblemente. Y eso que ocupan pocos minutos de metraje. Pero en lo técnico, rozan la perfección, y a día de hoy, son de los mejores CGI que puedes ver en una película. Y eso que se estrenó hace ya más de 20 años… ¿Qué más pedir?

NO HEMOS REPARADO EN GASTOS

La película empieza por todo lo alto con un incidente. Y es que, por mucho que luego Hammond intente vendernos lo happyflower que es su proyecto, no dejan de ocurrir desgracias antes de que el parque abra sus puertas. Y los que hayáis leído la novela original coincidiréis en que en el relato original todavía era más creepy todo. Sea como sea, que la película arranque con la pérdida de uno de los trabajadores es un acierto. Porque ya puede ser ideal y maravilloso el primer encuentro con el Brachio, que ese regusto desagradable queda como un poso. ¡Y es que las cosas no van bien!

Y van tan mal, de hecho, que pese a no haber reparado en gastos, una sola persona, Dennis Nedry, es el que se encarga del control informático del parque entero. Y una vez más, una de las primeras escenas nos deja bien claro que, por si las cosas no fuesen mal ya en el proyecto, Nedry va a ser el detonante. Y es que la avaricia puede hacer mucho daño si ésta deja abiertas las jaulas de fieras peligrosas.

En el punto opuesto a todas estas fichas oscuras, tenemos a nuestros héroes. Pese a que en la novela original el peso de los protagonistas está bastante repartido (e incluso, puede que un poco inclinado hacia Malcolm) en la película el héroe por excelencia es Grant. No en vano es el experto en dinosaurios (a pesar de que consulte a Tim, la increíble Dinopedia Humana) y quien guía a los niños a través del parque. Y, al fin y al cabo, la mayoría de los que adoramos esta película la vimos de niños, así que…

Y SE ESCAPARON DE LA ISLA

Y los dinosaurios lograron salir de la Isla. pero no en el relato ficticio, sino en la realidad. A pesar de que la llamada «Dinomanía» lleva años establecida, desde los primeros grandes hallazgos, ésta resurgió más potente que nunca gracias a esta película. De hecho, si el estreno de «En busca del Arca Perdida» hizo que se disparasen las matrículas universitarias en Arqueología e Historia, lo mismo pasó con «Parque Jurásico» y la Geología. Sin embargo, muchas de las licencias tomadas en la película (la mayoría procedentes de la novela de Crichton) pasaron al público mezcladas con conocimiento real sobre estas criaturas. ¿Podía el Tyrannosaurus rex verte si no te movías? ¿Escupía veneno el Dilophosaurus? Y así, muchas premisas de pura ciencia ficción pasaron a la imagen popular de los dinosaurios. Pero bueno, para eso está la divulgación científica: para separar el grano de la paja.

Por muchas razones esta película marcó un antes y después. En la imagen popular de la ciencia, en la moda de los dinosaurios, en lo técnico… Y lo mejor de todo es lo bien que está envejeciendo. Y es que el CGI de dos transformers pegándose mamporros en Chicago chirría más que el Tyrannosaurus zampándose a cierto abogado sentado en un retrete. Y con eso lo digo todo.

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