Crítica de ‘The Real O’Neals’, una serie necesaria y fantástica

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Hay series buenas, maravillosas, malas, divertidas, dramáticas… y luego hay series necesarias, como «The Real O’Neals».


Noah Galvin era la razón por la que me autoimpuse una orden de alejamiento contra «The Real O’Neals», la serie de ABC que comenzó su andadura hace ya dos temporadas, exactamente el 2 de marzo de 2016. Ahora, 29 episodios después, y en menos de una semana, mi viaje con la familia O’Neal no podría haber sido más satisfactorio.

Esta comedia de 22 minutos nos cuenta la vida de una familia muy unida de Chicago, con raíces muy católicas y cuyos secretos personales hacen acto de presencia revelando sus vidas reales. Estos secretos harán tambalear a la familia, pero si la familia permanece unida nada malo puede ocurrir. La serie se centra en dos secretos principalmente, el primero es el divorcio de los padres, y el segundo es que el hijo mediano, Kenny, interpretado por Noah Galvin, es gay.

«Queer as folk», «Will y Grace», «Glee», «The L World» y «Please like me» son algunas series centradas en personajes o con un gran componente LGTB, pero la verdad es que nunca habíamos visto una serie como «The Real O’Neils». Una serie emitida en una cadena generalista ha conseguido lanzar más mensajes por segundo que cualquiera de las ya mencionadas, de manera simpática, real y dura, rompiendo mitos y mostrando verdades que ocurren día a día en la vida de cualquier adolescente. Es cierto que todo el tema está tratado desde un punto de vista un tanto chachiguay, no existe demasiado enfrentamiento con una sociedad como la actual – por ejemplo en los colegios y el asco u odio que se palpa por las calles -, pero si trata temas con los que cualquiera podría sentirse identificado.

Esta semana hemos tenido noticias y declaraciones de lo más absurdas respecto al personaje homosexual del remake de «La Bella y La Bestia». ¿Qué te parece que en una película para niños metan a un personaje homosexual? Ya solo la pregunta es un tanto innecesaria, no tiene que parecer nada. Pero se han visto declaraciones como que la industria cinematográfica está lanzando mensajes contradictorios o malos a los niños… vamos a ver… ¿Es usted retrasado mental? Vivimos en una sociedad en la que todo ser humano debe permanecer dentro de un rango de normalidad impuesto por el temor a ser uno mismo, a las opiniones del resto y a la aceptación de gente que te dan igual.

A los niños les da igual si hay un personaje homosexual en una película o serie, les da igual si Bella termina con Bestia o termina con la malvada bruja, o si un personaje está cómodo con ropa del sexo opuesto. Los prejuicios los tienen los adultos, y si estos mismos no tienen dos dedos de frente, eso mismo es lo que van a inculcar a sus hijos.

«The Real O’Neals», al igual que las series mencionadas anteriormente, son necesarias para que lo «no normal» se convierta en el nuevo normal. La princesa puede terminar casada con el príncipe, o puede terminar con otra princesa, o puede querer pedirle a la bruja que la convierta en príncipe, o puede que prefiere tener una vida independiente y querer un hijo sin la necesidad de una media naranja. Lo normal no lo define la sociedad, lo define uno mismo. «The Real O’Neals» nos enseña y nos muestra que el miedo a ser uno mismo debe terminar.

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