‘Anatomía de Grey’: ¿una decepción?

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Últimamente, no he estado siguiendo Anatomía de Grey, me quedé estancado en el episodio 11 de la cuarta temporada, y no tengo intención de abordar esa temporada o lo que he escuchado sobre la quinta. No entraré en detalles sobre ellas porque no las he visto. Prefiero enfocarme en lo que sucedió entre la primera y la tercera temporada, que son las que he seguido constantemente, y debo admitir que me engancharon.

«I can’t think of any one reason why I want to be a surgeon, but I can think of 1,000 reasons why I should quit. They make it hard on purpose. There are lives in our hands. There comes a moment when it’s more than just a game and you either take that step forward or turn around and walk away. I could quit, but here’s the thing… I love the playing field.» Meredith, Episodio 1×01

Hace cinco años, descubrí la serie justo cuando se lanzó en Estados Unidos, una minitemporada de 9 episodios que fue toda una sorpresa, un gran éxito. Y no solo para mí, sino para muchos, de la noche a la mañana todo el mundo hablaba de ella, y en su mayoría de manera positiva. Prometía mucho, pero con el tiempo, a lo largo de tres temporadas, ha ido perdiendo su brillo, al menos desde mi punto de vista. Comenzó con una premisa interesante: un grupo de internos en un hospital, Meredith, Izzie, Cristina, George y Alex, todos bajo las órdenes de la estricta Miranda Bailey, una residente. Nos contaron sus vidas en el hospital, así como fuera de él, aunque principalmente se centraron en el ámbito hospitalario. Era una lucha constante por alcanzar la excelencia como cirujanos sin perder la vida en el intento.

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La primera temporada fue muy prometedora, con solo 9 episodios. La segunda mantuvo un alto nivel, con capítulos llenos de tensión y pérdidas, incluso con la participación de estrellas invitadas como Christina Ricci.

Sin embargo, me sorprendió mucho que al comenzar la tercera temporada, con solo 7 episodios, mi interés por la serie disminuyera considerablemente. Dejé de seguirla hasta que salió en DVD. Pasaron 2 o 3 meses sin ningún interés, pero decidí darle otra oportunidad y retomé la serie desde el inicio de la tercera temporada. A medida que avanzaba la temporada, me di cuenta de que los casos médicos se volvían menos interesantes, más distantes, mientras que los dramas personales de los personajes cobraban más relevancia. La serie se convirtió en un culebrón.

Me pregunto: ¿Siempre fue así y simplemente no quería verlo? ¿Siempre fue más relevante la vida personal que la profesional? Creo que esa tendencia ha ido en aumento gradualmente y, desafortunadamente para mí, mi interés en la serie ha disminuido en consecuencia. Sin embargo, esto no significa que no vaya a seguir viéndola o que no me guste en absoluto, simplemente me está decepcionando.

La tercera temporada ha logrado cambiar mi percepción sobre la serie, alterando todo lo que las dos primeras temporadas habían logrado: mostrar una serie médica donde los médicos eran los protagonistas, donde se mostraba su humanidad al máximo, con todos sus errores y relaciones tanto dentro como fuera del hospital. Pero ahora parece que la vida de Meredith es más importante que la del propio hospital.

Repito, es solo una decepción, estoy seguro de que este elemento culebronesco logrará engancharme y tenerme pendiente hasta que la serie finalize, pero no puedo obviar esa decepción.

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